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EL AMOR LA PUEDE EMBELLECER.
EL CARÁCTER DE UNA MUJER DE DIOS
EL GOZO DE SER MUJER!
VALIENTES COMO LEÓN Y MANSOS COMO CORDERO:
LA BIBLIA COMO REVELACION DIVINA
EL AMOR LA PUEDE EMBELLECER.
¿`Cuál es el secreto de la belleza de la mujer?
Tonya Stonemam
Conocemos todos mujeres que han sido bendecidas con una piel lisa y sedosa y de ojos brillantes e inteligentes, y los consideramos como "bonitas" personas.
Los aparatos exteriores como las bonitas prendas de vestir y cabello impecablemente peinado contribuye ciertamente a la personalidad de una mujer. ¿O es su espíritu - un magnetismo interior que hace que la gente se sienta bien y les permite confiarse ella - que vuelve a una mujer atractiva? Que sea interior o superficial, la belleza es una fuerza potente que afecta a la mayoría de nosotros. "Solo hay dos cosas que taladran el muro humano, escribe Simone Weil:"
La una es la belleza, y la otra la aflicción." En nuestro mundo sofisticado, los dos están implacablemente vinculados." Las inyecciones contra las arrugas, el liposuction, la cirugía estética; El ser humano es la única especie que se causa las heridas corporales por razones de belleza.
Si piensan ser demasiado inteligentes para dejarles engañar por las páginas cobertura de las revistas extendidas al quiosco de prensa, lancen una ojeada a su cesta del mercado.
Mientras que la mayoría de nosotros insistiría para decir que la belleza viene de el interior, estamos dispuestos a gastar para comprar remedios antienvejecimiento, productos para blanquear los dientes, o suplementos a base de hierbas para garantizarnos una talla más fina. "Siendo joven, la mujer de Newark mostraba las características sorprendentes de una futura maniquí o de actriz de cine, escribió a Bob Groves, cuando el bosqueja el retrato del remodelado de la cara d' mujer americana." Ahora de 50 años, es aún muy seductora. Pero últimamente, esta suficientemente preocupada con respecto a su bonita apariencia que declina para desear una cirugía plástica. "La mujer desesperada se despertaba a las tres de la mañana para preguntar a su marido si su cara pareciera arrugada." "Ye quiero simplemente sentirme mejor en mi piel, agonizaba." Es necesario conservar bien su imagen.
"Aunque esta mujer haya empujado la persecución de la fascinación al extremo, su historia lanza la luz sobre los peligros de una imagen deformado de si mismo, algo del que los cristianos sufren tanto como el resto del mundo." ¿Que es pues lo que nos impulsa a buscar la belleza con tal sed?
Dios puso el pensamiento de la eternidad en el corazón de cada ser humano (Ec 3.11); sin embargo, viviendo y respirando en nuestro mundo limitado, experimentamos una disonancia entre lo que tenemos y lo que queremos. Buscamos sin cesar a tientas el jardín del Edén perdido, hay tanto generaciones.
En nuestra ruptura, buscamos a menudo las buenas cosas que Dios nos habían dado, pero de manera tan malsana que nuestra búsqueda para encontrarlos nos oprime realmente. Sin la palabra de Dios para hablarnos de la verdad, nos convertiríamos en esclavos de nuestros propios deseos, y la vanidad de nuestro paraíso artificial nos dejaría vacíos y agotados.
Desgraciadamente, nuestra cultura podría influenciar aún más sobre nuestra concepción de la belleza que somos propensos a admitir. Los baños de ceniza volcánica, las mascaras faciales al pepino, a las leches batidas a base de proteínas de ginseng que queman la grasa y aumentan los recursos intelectuales - sabemos que estas astucias no van, sin embargo los consumimos también rápidamente que los gurús de la publicidad de Madison Avenida pueden inventarlos.
El atractivo de las presiones sociales de conformarnos a una norma "universal" de belleza es tan potente que parece imposible resistir. Vivimos en un mundo que juzga cada vez más a la gente según su apariencia exterior, y debemos combatir eso. ¿La cuestión está "cómo?"
"Cristo vino a sobre la tierra para rescatarnos de la aflicción de nuestro pecado, y su amor es el único antídoto a una perspectiva deprimente de sí.
Nos ofrece una manera de volver al paraíso perdido. Pero el camino que conduce a la curación es a veces doloroso y no familiar: para encontrar nuestra identidad en Cristo, debemos abandonar la que poseemos actualmente - para salvar nuestra vida, debemos perderla. La exhortación de Proverbios 6.25: "no codicies su hermosura en tu corazón, y no te dejes seducir por sus ojos", puede tan bien aplicarse a las mujeres como a hombres.
Cuando las mujeres se permiten de ser seducidas por la persecución de la belleza, se vuelven también prisioneras. Nuestro deseo de ser aceptadas por otros imita talmente nuestra hambre de Dios que podemos apenas hacer la diferencia.
Me recuerdo claramente mi propia lucha en este ámbito. Después de haber recibido mi título universitario, viví en una comunidad de puritanos que me enseñaron cómo vivir según la Palabra de Dios. Cuando yo encontré la mujer responsable de mi dormitorio, quedé asombrada de saber que ella tenía hijos pequeños .
Su cabello era gris y atados en moňo. No llevaba ningún maquillaje ni joya, y debido a su manera de vestir y su comportamiento humildes, pensaba que ella era mucho más vieja. Pero con el paso del tiempo, yo aprendí a amarla mucho. Su espíritu optimista era invencible y su entusiasmo ilimitado. Como el agitado de donde yo venía perdía su resplandor y que mis sentidos se agudizaban, detectaba una seriedad en su sonrisa, una espera en su voz, de la misericordia en sus plegarias. Yo comencé a pensar que ella era una de las más bonitas mujeres del mundo que me había sido dado de encontrar. Y yo quise poco a poco asemejarle.
Yo usaba cada vez menos los cosméticos, dejaba de lado la mayoría de mis joyas, y alimentaban menos pensamientos sobre mi apariencia. Una noche antes de ir a cenar, me detuve delante del espejo. Mi cara era natural y simple. Sin las distracciones de exagerado peinado, podía ver la expresión de mis ojos. Me retrasé allí algunos momentos demás, dejando la realidad del Amor infinito de Dios penetrar mi alma. Por primera vez de mi vida, yo amaba la cara que me observaba. Por primera vez, yo agradecía a Dios.
Cuando permitimos al Señor controlar nuestros deseos carnales para que poder ver con Sus ojos, el mundo parece bien diferente. Ver la belleza como Dios lo ve nos libera de esperas y de insatisfacciones irrealistas que heredamos de nuestra cultura.
El Apóstol Pedro escribió: "Tengan, no esta apariencia exterior que consiste en el cabello trenzado, los ornamentos de oro, o las ropas que revisten, pero el ornamento interior y ocultado en el corazón, la pureza incorruptible de un espíritu suave y pacífico, que es de un gran precio delante Dios" (1 Pi 3.3,4). y Proverbios 31.30 dicen que "la gracia es engañosa, y la belleza es inútil; la mujer que teme a Jehová es la que será alabada". "Han escuchado su corazón gritar:" ¿Piensa usted que soy bonita? ¿demanda Ángela Thomas en su libro DO You Think l'm Beautiful? El rey lleva sus deseos sobre tu belleza (Sal: 45.12). Dios que suspendió las estrellas en los cielos, el mismo que formó las montañas y los valles de Su mano, Dios El que da aliento que da vida, este Dios, el Rey, esta todavía amándote a ti.
"Según el Dr Elliot Feit, pediatra en Georgia, toda mujer puede ser bella." "Para que mujer físicamente atractiva sea bella, su interior debe ira la par, -ha dicho.-" El ingrediente clave es la santidad que se expresa siendo desinteresada, agradable, benévola y escuchando los otros. "El menciona que el siempre ha pensado que su madre era bella incluso, si el no lo consideraba" bonita físicamente "." Tenía una actitud muy positiva, con una sonrisa perpetua, y un corazón de servicio. Ella calzaba los nuevos zapatos de su hija para moldearlos.
Dr.Feit tiene razón. No importa qué mujer puede ser bella. Cuando se ha pedido a la artista Audrey Hepburn, considerado por el mundo para su encanto, que comentara sobre el tema; ofreció al siguiente consejo:
"Para labios seductores: dichos de las palabras de amabilidad."
Para bonitos ojos: buscar lo positivo en la gente.
Para una silueta fina: compartir su comida con el muertos de hambre.
Para una seguridad graciosa: camine sabiendo que no avanzará nunca sola. "
Comprende la profunda verdad que Dios está siempre con nosotros y que El nos ama constantemente, hará más para transformar a una persona quien todo elixir que nuestro mundo puede ofrecer." Juan enseña que "El amor de Dios se ha manifestado hacia nosotros en lo que Dios envió su Hijo Único en el mundo, para que vivamos por El. Y este amor consiste, no en que nosotros hayamos amado Dios, sino en que El nos amo y envió su Hijo como víctima expiatoria por nuestros pecados "(1 en 4.9, 10).
A causa de Su gran amor, Dios nos ha cubierto de Su justicia y nos considera como una novia." El profeta Isaías comprendía cómo el amor de Dios puede elevar un alma humano: "Me alegraré en Jehová, se llenara mi alma de alegría en mi Dios;" ya que El me ha revestido de las prendas de salvación, El me ha cubierto con el abrigo de liberación, como el novio se corona de una diadema, como la novia se adorna de sus joyas "(Is 61.10).
Recientemente he pedido a un colega de trabajo lo que representaba la belleza para ella." Me respondió: "Mi madre decía siempre que el amor puede volverles bellas." "Inmediatamente, repensé a una historia que un Pastor había dicho un domingo por la mañana. " El conocía a una joven muchacha india que era poco bonita. Era costumbre en su cultura que un novio ofreciera una dote a la familia de su novia para sus bodas.
Una oferta generosa consistía en cinco vacas, pero su familia esperaba mucho menos. El día del matrimonio, el joven novio llegó no obstante con diez vacas. Se vio a la joven novia algunos meses más tarde que iba, a través del mercado con una confianza en sí asegurada y una bonita cara. El joven hombre había comprendido bien lo que la dote compraría.
El mismo principio obra en nuestra vida. Yo lo experimento cada día. El amor que recibo de mi marido y mis niños cambió mi vida. Llamadas telefónicas de aliento, pequeños dedos pegajosos en mi cabello, de los besos sobre mi mejilla, todas estas cosas que determinan la expresión de mi cara. Yo agradezco a Dios.
Cada vez que nosotros elevamos los ojos hacia el cielo y recibimos la bendición infinita de el amor de Dios, Su amor brilla en nuestra vida.
Si esto no es la belleza, que es entonces?
Tomado y Traducido de En Contacto 2004
EL CARÁCTER DE UNA MUJER DE DIOS
Contra toda ideología de moda, la Biblia nos entrega una clara semblanza de la mujer de Dios.
Cuál es el
rasgo fundamental de la mujer cristiana? ¿Cuál es su forma de ser?
El rasgo más destacado de una mujer de Dios está simbolizado por el cabello.
En 1ª Corintios 11:10,15 dice: "Por lo cual la mujer debe tener
señal de autoridad sobre su cabeza, por causa de los ángeles ... A la mujer
dejarse crecer el cabello le es honroso; porque en lugar de velo le es dado
el cabello."
EL NAZAREATO
¿Qué
significado tiene en la Biblia llevar el cabello largo? El cabello largo lo
usaban en el Antiguo Testamento,
aparte de las mujeres, los varones nazareos. Y los nazareos se caracterizaban
por 3 cosas. Ellos se abstenían
de:
a) beber del fruto de la vida
b) tocar cuerpos de muertos, y
c) cortarse el cabello.
Cada uno
de estos tres rasgos tenía una significación espiritual:
a) ellos debían separarse de los goces
terrenos,
b) debían renunciar a los afectos familiares y
c) debían vivir en sujeción absoluta a Dios.
De manera que el hecho de llevar el cabello largo era para ellos señal de sujeción a Dios. Estas 3 abstinencias eran signos exteriores de una consagración absoluta del corazón. Samuel y Juan el Bautista eran nazareos, y el servicio que ellos prestaron fue ejemplar; pero sobre todo, el Señor Jesucristo lo fue. Él vino para hacer la voluntad del Padre, y no la suya. Cuando el Señor dijo en Getsemaní: "Padre, no sea como yo quiero, sino como tú", estaba expresando en su más correcto sentido, el espíritu del nazareo.
Sin embargo, Sansón también fue un nazareo. Y su nazareato fue roto una y otra vez en cada una de sus partes, acarreando sobre sí el juicio de Dios.
La mujer de Dios, en este sentido, está llamada a ser un nazareo. Ella lleva la señal del nazareato por fuera, al conservar su cabello largo, y, sobre todo, por dentro, en su forma de ser y de conducirse.
El alma humana tiene 3 componentes, que son: los afectos, la inteligencia y la voluntad. Pese a que la inteligencia es considerada el rasgo diferenciador del humano, para Dios es la voluntad el aspecto más importante, el cual define su personalidad.
La voluntad es la ciudadela del alma. Si ella se rinde, entonces toda el alma se entrega. Toda conducta humana está regida, no por la inteligencia ni por los afectos, sino por la voluntad. La sujeción es un asunto principalmente de la voluntad.
De manera que el cabello largo en la mujer, como en el nazareo, significa que su voluntad no es libre, sino que está rendida a la autoridad de otro. El nazareo no dispone libremente de su voluntad, porque voluntariamente decidió someterse a la voluntad de Dios. La mujer cristiana refleja en la sumisión a sus padres (si es soltera), o a su esposo (si es casada) su voluntad rendida a Dios.
LA BELLEZA DE LA SUMISIÓN
La Palabra de Dios dice en 1ª Pedro 3:1: "Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas." Aquí podemos comprobar cómo la sumisión se refleja en la conducta: "Estad. sujetas ... por la conducta de sus esposas."
Más adelante dice: "Considerando vuestra conducta casta y respetuosa". La conducta casta y respetuosa es producto de un espíritu sumiso. Esta conducta es un ejemplo de fe, y constituye la más hermosa predicación ... ¡sin palabras!
Una mujer sumisa tiene belleza interior. Este es el adorno, no de peinados ostentosos, ni de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino que es el atavío "interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios." La Versión Moderna traduce la palabra "afable" como "manso", y "apacible" como "sose- gado". En tanto, la Biblia de Jerusalén traduce la expresión "espíritu afable y apacible" como "alma dulce y serena".
La belleza de la mujer de Dios no es corruptible, porque no depende de lo físico, sino que es la belleza de una forma de ser que reúne el sosiego, la mansedumbre, la dulzura y la serenidad.
Las mujeres del mundo son alabadas por su belleza física, por su inteligencia y por su audacia. Pero las mujeres de Dios tienen un molde distinto. La belleza física de una mujer es transitoria, y su deterioro le producirá amargura; la inteligencia y la audacia le convertirán en una competidora inmisericorde del hombre, lo cual, a la larga, atrofiará su delicada sensibilidad. En cambio, el adorno de un espíritu manso, dulce y sereno no es una moneda perecible, no se gastará por el uso ni está sujeta a los valores del mercado. No deja secuelas en el alma, ni heridas en quienes la rodean. Esta es la verdadera belleza, la belleza que es de grande estima delante de Dios.
La opinión del mundo ha de importarle muy poco a una mujer que ama a Dios. La amplia corriente de este mundo podrá arrastrar a quienes todavía se embelesan por su despreciable oropel, y a quienes quieren arraigarse en él; pero a una mujer que ama al Señor, y quiere seguir el ejemplo de aquellas santas mujeres de Dios, el boceto dado aquí por el apóstol Pedro será de alto valor, y servirá de espejo y modelo para su caminar diario delante de Dios y delante de los hombres.
UN MOTIVO DE GLORIA
Sin embargo, la mayor importancia de la sumisión en una mujer radica en que, a través de ella, la mujer de Dios expresa el carácter fundamental de la Amada del Señor, la iglesia. El correlato del matrimonio en Efesios 5 apunta a la relación de Cristo y la iglesia. Y el rasgo principal de ella, que será la admiración de toda criatura celestial mañana, es precisamente la sumisión a su amado Esposo. Es preciso tener los ojos ungidos para ver cuán preciosa es la iglesia para Cristo, y cómo es la forma de ser de ella, anticipada hoy por las mujeres que aman al Señor. ¡Bienaventuradas son las que pueden verlo!
La sumisión de una mujer de Dios va complementada con otras preciosas virtudes.
El carácter de una mujer de Dios
(2ª Parte)
En nuestro número anterior comenzamos a ver el carácter de una mujer de Dios. Decíamos allí que éste está determinado por la sumisión, que le confiere su inigualable belleza. Sin embargo, ¿es la sumisión una señal de anulación o acatamiento de su personalidad? ¿Convierte a la mujer de Dios en un robot que sólo sabe obedecer órdenes, sin tener iniciativa propia?
Muchos detractores acusan a la Palabra de Dios de obsoleta y extemporánea, justamente por entender mal este principio. La mujer de Dios tiene amplias posibilidades de acción y de realización, sin perder su sello distintivo que es la sumisión a la autoridad que Dios puso sobre ella. La sumisión es el rasgo central, pero ella va adornado de otras muchas y preciosas virtudes.
Iremos a la Biblia para ver cómo esas virtudes se encarnaron en algunas de las ejemplares mujeres de Dios.
RUT
Rut era una mujer muy resuelta. Ella no aceptó seguir las insinuaciones de su suegra de quedarse en Moab, sino que la siguió a Israel, persuadida de que allí gozaría del favor de Dios. Luego, su trabajo en los campos de Booz como espigadora dan cuenta de un diligencia ejemplar. Su recato y sabiduría atrajeron rápidamente el respeto de las gentes y la admiración de Booz. No era Rut una mujer tímida, antes bien, dio muestras de osadía y resolución cuando debió acudir a dormir a la era, para -conforme a la tradición judía- exigir el cumplimiento de una ley que la favorecía. El Señor premia la fe, la constancia, la determinación de esta joven viuda, y le provee un marido, con quien llegaría a integrar la genealogía del Señor Jesucristo.
LA MUJER SUNAMITA (2 REYES 4:8-37)
Esta mujer reconoció en el hombre que solía pasar por su casa a un profeta de Dios. Entonces, pide a su marido que preparen un pequeño aposento para recibir al profeta cada vez que pase por allí. Desde entonces, Eliseo tenía donde hospedarse dignamente. Más adelante, Dios le concede el hijo que ella deseaba. Ella obtuvo así de su marido una decisión que trajo bendición a toda su casa.
REBECA (GÉNESIS CAP. 24)
Cuando el criado de Abraham llegó a Harán en busca de esposa para Isaac, se encontró con una muchacha hermosa y diligente. No sólo dio de beber al cansado forastero, sino que también dio de beber a sus camellos. Esta fue la señal que el criado había pedido a Dios para reconocer a la mujer que Él había escogido. Luego, más adelante, cuando es interrogada acerca de si quería partir de inmediato, o quedarse diez días más con su familia, ella decide emprender en seguida el viaje. ¿Hay en Rebeca sumisión, exclusivamente? No, hay también en ella diligencia y resolución.
ANA (1 SAMUEL CAPS. 1 Y 2)
Ana, la segunda esposa de Elcana, tenía suficientes razones para sentirse desdichada. Ella era estéril, y aunque su marido la amaba más que a Penina, la otra mujer, sin embargo, debía sufrir la humillación de no tener hijos.
¿Qué hace Ana, la humillada y sufriente? ¿Busca venganza de su rival o se rebela contra su marido y contra Dios? No; ella se postra delante de Dios y le pide un hijo. Apenas hizo la oración, ella tuvo testimonio de haber recibido lo que había pedido, porque ya "no estuvo más triste".
Luego de un tiempo, ella tuvo que entregar a su hijo para el servicio de Dios, tal como lo había prometido. Lo hizo con gran dolor, pero con esperanza. Dios le premió dándole cinco hijos más. ¿No es Ana una mujer admirable? Su actitud sumisa, su fe y su abnegación dieron frutos para la gloria de Dios.
LA MADRE DE SANSÓN (JUECES CAP. 13)
La madre de Sansón era una mujer de fe. Ella recibió de parte de un ángel el aviso de que tendría un hijo. Ella se lo contó a su marido, quien pidió al Señor que renovara la visión, para que él pudiese también oírlo. Cuando se aparece nuevamente el ángel, ella acude de nuevo donde su marido y, juntos, escuchan del ángel las instrucciones que habían de seguir con el niño.
Luego de ofrecer el sacrificio, el ángel desaparece y Manoa teme que la muerte los alcance porque habían visto al ángel de Dios. Entonces su mujer, con una claridad que no tuvo su marido, le dice: "Si Jehová nos quisiera matar, no aceptaría de nuestras manos el holocausto y la ofrenda, ni nos hubiera mostrado todas estas cosas, ni ahora nos habría anunciado esto."
En un momento de duda y temor, la mujer de Manoa recibió la fe para creer que Dios cumpliría con ellos lo que había dicho.
ABIGAIL (1 SAMUEL CAP. 25)
Abigail era la esposa de Nabal, un hombre necio en extremo. Nabal suscitó la ira de David y estuvo a punto de recibir un duro golpe en su hacienda, a causa de su falta de sabiduría. Sin embargo, su sabia esposa, al enterarse del juicio que venía, se apresuró a entregar ofrendas y regalos para David. ¡Qué oportuna fue su acción! Porque a poco andar se encuentra con David y logra aplacar su ira. Entonces David le dice: "Bendito sea Jehová Dios de Israel, que te envió para que hoy me encontrases. Y bendito sea tu razonamiento, y bendita tú, que me has estorbado hoy de ir a derramar sangre, y a vengarme por mi propia mano."
Abigail obra con presteza, aunque sin consultarlo con Nabal. Era un asunto urgente, de vida o muerte. Al actuar así, procedía con audacia, pero con sabiduría, porque hizo lo único que podía salvar a su marido y a toda su casa.
MARÍA (LUCAS CAPS. 1 Y 2)
La madre del Señor Jesús fue una mujer admirable. Tanto por su fe, como por su piedad, ella fue elegida entre millones de mujeres para concebir y criar al bendito Hijo de Dios. ¿Qué diremos de su fe y su valor para oír al ángel y aceptar la voluntad de Dios? Su fe supera en mucho la respuesta de Zacarías ante un aviso semejante (Lucas 1:19-20). Su viaje en estado de gravidez a Belén, su huida a Egipto como una proscrita, su posterior retorno a Nazaret. ¿No son señales de una mujer valerosa, dispuesta a arrostrar los peligros por su Señor?
Ciertamente, una mujer de Dios es mucho más que un carácter sumiso. Teniendo aquello como su sello distintivo, como su más profunda forma de ser, tiene, además, diligencia, prudencia, resolución, sabiduría y valor.
En todas estas preciosas virtudes las santas mujeres de hoy muestran la maravillosa gracia de Dios, expresada en la faz de Jesucristo.
Tomado de Revista en Internet
AGUAS VIVAS
Una revista para todo cristiano · Nº 2 · Marzo -
Abril 2000
VALIENTES COMO LEÓN Y MANSOS COMO CORDERO:
Los Esposos Cristianos Como Cabeza
Efesios 5:21-33. Si el Señor quiere, tanto hoy como la semana que viene nos enfocaremos en el significado que tiene para un hombre casado ser cabeza de su esposa y de su hogar. Estaremos orientándonos hacia este asunto por dos razones.
Una es que la Biblia dice en Efesios 5:23: "el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia". Necesitamos saber qué quiere decir la Biblia con esta declaración de manera que podamos gloriarnos en ella y obedecerla.
La otra razón es que hay pocas cosas más destruidas en nuestros días que el patriarcado y el liderazgo del hombre en relación con las mujeres y las familias. Y el precio de esta destrucción es enorme e impacta casi cada faceta de la vida. Así que, por el bien de una fiel exposición y exaltación bíblica, y con el fin de recobrar el patriarcado bíblico y las estructuras familiares que exaltan a Cristo, utilizaremos (Dios mediante) dos semanas en este importante asunto del liderazgo.
PRIMERO LO PRIMERO
Nuestro énfasis, hasta ahora ha sido que estar casados no es fundamentalmente un asunto de amor, sino de guardar el pacto. En un momento determinado sí llegamos a decir que la posibilidad de estar profundamente enamorados durante cuarenta años es mucho mayor precisamente por la preservación de este pacto inquebrantable, de lo que lo fuera si usted creyera que la tarea del matrimonio es principalmente permanecer enamorados. Dar prioridad a lo primero hace que lo segundo sea mejor. Permanecer enamorados no es la tarea fundamental del matrimonio. Es un resultado feliz de la preservación del pacto por amor a Cristo.
Hasta ahora, hemos dedicado la mayor parte de nuestro esfuerzo en estos cinco mensajes, a la reflexión sobre los fundamentos de la perseverancia en el pacto conforme Cristo mantiene su pacto con nosotros. Hemos mirado hacia el matrimonio como a la vitrina de la gracia que guarda el pacto en una combinación de perdón y tolerancia. Y la semana pasada, nos ocupamos de responder la pregunta: ¿podemos ayudar a que la pareja cambie? Y si es así, ¿cómo podemos hacerlo con gentileza?
El Liderazgo Visto A La Luz Del Evangelio
Hasta ahora hemos dedicado poco tiempo a los diferentes roles del esposo y la esposa -el liderazgo y la sumisión. Esto fue intencional. Es necesario conocer los fundamentos en el evangelio antes de que estas verdades puedan resplandecer con la belleza que realmente tienen. No hay nada horrible o indeseable en estas distinciones de liderazgo y sumisión cuando son vistas a la luz del evangelio de la gracia.
Así que ahora la cuestión que nos presiona es: ¿Qué es ser cabeza del hogar? Y ¿Qué es sumisión? El plan es analizar el liderazgo en el hogar en las próximas dos semanas y luego, después de la Pascua ver la sumisión y otros asuntos relacionados al matrimonio.
Esta semana hablaremos en gran medida acerca del fundamento del liderazgo del hombre en el hogar, y la próxima semana, hablaremos mayormente, acerca de su aplicación ¿Cómo será en la práctica?
EL MISTERIO REVELADO
Veamos en este texto el verso 31. Es una cita tomada de Génesis 2:24: "Por esto el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne". En el verso siguiente (v.32) Pablo dice algo sobre esta cita: "Grande es este misterio, pero hablo con referencia a Cristo y a la iglesia".
Ahora ¿por qué la unión entre un hombre y una mujer para formar una sola carne es llamada misterio? Misterio en el Nuevo Testamento no significa algo tan complejo, o profundo, u oscuro, o distante que los humanos no lo pueden entender. Un misterio es un propósito oculto que Dios tiene y que ahora es revelado para nuestro entendimiento y disfrute. Pablo explica que el misterio está en el verso 32. La unión matrimonial es un misterio, dice, porque su significado más profundo ha sido encubierto por Dios durante la historia del Viejo Testamento, pero ahora está siendo abiertamente revelada por el apóstol, a saber, que el matrimonio es una imagen de Cristo y la iglesia. Verso 32: "hablo con referencia a Cristo y a la iglesia".
Así que el matrimonio es como una metáfora, o una imagen, o una representación, o una parábola, o un modelo que simboliza a algo más que un hombre y una mujer volviéndose una sola carne. Simboliza la relación entre Cristo y la iglesia. Ese es el significado más profundo del matrimonio. Está diseñado para ser una representación en vivo de cómo Cristo y la iglesia se relacionan.
EL PARALELO ENTRE UN CUERPO Y UNA CARNE
Usted puede ver como esto es confirmado en los verso 28-30. Aquí se describe el paralelo entre Cristo y la iglesia siendo un solo cuerpo, y el esposo y la esposa siendo una sola carne. Verso 28-29: "Así también deben amar los maridos a sus mujeres, como a sus propios cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. 29 Porque nadie aborreció jamás su propio cuerpo, sino que lo sustenta y lo cuida...". En otras palabras, la unión en una sola carne entre un hombre y su esposa significa que, en un sentido, son un solo cuerpo, de manera que el cuidado que el esposo tiene por su esposa, lo tiene por sí mismo en la misma acción. Ellos son uno. Lo que hace para ella lo hace para sí mismo.
Entonces, Pablo compara esta situación con el cuidado que Cristo tiene por la iglesia. Verso 29-30: "Porque nadie aborreció jamás su propio cuerpo, sino que lo sustenta y lo cuida, así como también Cristo a la iglesia 30 porque somos miembros de su cuerpo". Vea el paralelo: Cristo cuida y sustenta la iglesia porque somos miembros (es decir, brazos, piernas, y manos, y pies) de su cuerpo. Y los esposos cuidan y sustentan a sus esposas "como a sus propios cuerpos". Nadie ha aborrecido alguna vez a su propio cuerpo". Así como el esposo es un cuerpo con su esposa, así también Cristo es un cuerpo con la iglesia. Cuando el esposo cuida y sustenta a su esposa, se sustenta y cuida a sí mismo; y cuando Cristo cuida y sustenta a la iglesia, se sustenta y cuida a sí mismo.
Todo esto subraya lo que Pablo llama un misterio "grande" -que el matrimonio, en su significado más profundo, es un duplicado de Cristo y la iglesia. Si usted quiere entender cuál sea la intención de Dios para el matrimonio, tiene que comprender que estamos lidiando con la copia de un original mucho más grande, con una metáfora que ilustra de una realidad mucho más grande, y con una parábola que representa a una verdad mucho más grande. El original, la realidad, la verdad es el matrimonio de Dios con su pueblo, o como lo vemos en el Nuevo Testamento, el matrimonio de Cristo con la iglesia. Y el duplicado, la metáfora, la parábola es el matrimonio humano entre un esposo y una esposa. Geoffrey Bromiley dice: "Como Dios hizo al hombre a su propia imagen, así hizo el matrimonio terrenal a la imagen de su propio matrimonio eterno con su pueblo" (Dios y el Matrimonio, pg. 43). Creo que esto es correcto con toda exactitud. Y esta es una de las verdades más profundas que se puede decir acerca de la vida humana.
LOS ROLES SON DIFERENTES
Algo de lo que aprendemos a partir de la revelación de este misterio es que los roles del esposo y la esposa en el matrimonio son diferentes. Considere la forma en que Efesios 5:22-25 explica el papel del esposo y el papel de la esposa en el misterio del matrimonio como copia de Cristo y la iglesia: "Las mujeres estén sometidas a sus propios maridos como al Señor. 23 Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, siendo El mismo el Salvador del cuerpo. 24 Pero así como la iglesia está sujeta a Cristo, también las mujeres deben estarlo a sus maridos en todo. 25 Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se dio a sí mismo por ella". Los esposos son comparados con Cristo; las esposas son comparadas con la iglesia. Los esposos son comparados con la cabeza; las esposas son comparadas con el cuerpo. A los esposos se les ordena amar como Cristo amó; a las esposas se les ordena someterse como la iglesia está sometida a Cristo.
Es sorprendente como muchas personas no lo ven así cuando estudian este pasaje. O, viéndolo, lo niegan. Tengo en mente a los llamados igualitaristas -quienes niegan la idea de que los hombres han sido llamados para ser líderes del hogar. Ellos ponen todo el énfasis en el verso 27 y la enseñanza de la sumisión mutua. Todos estamos de acuerdo con que el verso 21 es el clímax del verso 18 donde Pablo nos ordena ser llenos con el Espíritu. Verso 18b-21: "Sed llenos del Espíritu , 19 hablando entre vosotros con salmos , himnos y cantos espirituales , cantando y alabando con vuestro corazón al Señor ; 20 dando siempre gracias por todo, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a Dios, el Padre ; 21 sometiéndoos unos a otros en el temor de Cristo."
Así que someternos unos a otros es como una expresión de ser llenos con el Espíritu Santo. Los esposos y esposas llenos del Espíritu Santo se servirán el uno al otro. Se humillarán y decrecerán para que el otro sea levantado y encontrarán modos de someter sus preferencias inmediatas para consolar la necesidad del otro. ¡Amén a eso! ¡Que suceda cada vez más! No tengo ninguna intención de minimizar la mutualidad de la sumisión y el servicio.
SUMISIÓN MUTUA Y ROLES DIFERENTES
Pero el problema es que los igualitaristas parecen detenerse en la sumisión mutua, como si fuera todo lo que se necesitase decir acerca de los roles en el matrimonio, o como si eso fuera todo lo que el texto tiene que decir. Y cuando se detienen allí, la mayoría de las personas de hoy se sienten una gran ambigüedad y confusión acerca de los roles apropiados del esposo y la esposa. Una vez que usted explica a las personas que un esposo y una esposa deben ser mutuamente humildes, y que deben igualmente estar listos para servirse el uno al otro, y que deben anhelar con igualdad satisfacer las necesidades del otro y edificar al otro -una vez que todo eso ha sido dicho, aun permanece una gran incertidumbre sobre cuáles, si algo los distingue, son los roles del esposo y la esposa. ¿Los roles solo son distinguidos por el don biológico de la maternidad? ¿O hay algo más profundo?
Lo que es más sorprendente es que los igualitaristas no aceptan lo que cualquier lector ordinario puede ver en Efesios 5. Después de declarar que hay una sumisión mutua en el verso 21, Pablo dedica doce versos para explicar la diferencia en las formas en que el esposo y la esposa deberían servirse el uno al otro. Usted no necesita negar la sumisión mutua para afirmar la importancia del rol distintivo del esposo como cabeza y el llamado específico a la esposa para someterse a su liderazgo.
JESÚS, EL DESPOSADO, SIRVIÓ A SU ESPOSA
La manera más simple de ver esta verdad es recordar que Jesús mismo se ciñó una toalla e inclinó al suelo para lavar los pies de sus discípulos (el desposado, sirviendo a la novia), pero ni por un minuto algún apóstol en aquella habitación dudó de quién fuera el líder en ese momento. En otras palabras, la mutualidad de la sumisión y el servicio no cancela la realidad del liderazgo o patriarcado. El servicio no anula el liderazgo; lo define. Jesús no deja de ser el León de Judá cuando se vuelve manso como un cordero al servir a la iglesia.
Después de enfatizar la mutualidad de la sumisión o el servicio en el verso 21, Pablo dedica todo el pasaje, a través del verso 33, para diferenciar los roles del esposo y la esposa (entre el amoroso liderazgo de un esposo que toma su ejemplo de Cristo, y la espontánea sumisión de una esposa que toma su ejemplo de la iglesia que sigue a Cristo).
Hoy no solo necesitamos escuchar de este texto un llamado a la sumisión mutua que deja a los jóvenes buscando a tientas qué significa ser un esposo, y a las muchachas indagando el significado de ser una esposa. Necesitamos es escuchar qué es liderazgo y sumisión ¿Cuáles son las implicaciones positivas, prácticas de haber sido llamado cabeza que dan al hombre este rol distintivo en el matrimonio? No es suficiente decir someteos unos a otros. Eso es cierto de Cristo y su iglesia, ellos se someten mutuamente. Pero no se someten de la misma forma. Cristo es Cristo, nosotros somos la iglesia. Hablando doctrinal y espiritualmente, confundir las diferencias sería algo devastador. Así que el hombre es el esposo que muestra a Cristo, y la mujer es la esposa que muestra a la iglesia. Y confundir estas diferencias establecidas por Dios, o abandonarlas, resultará en más desilusión, y más divorcios, y más devastación.
ROLES NO SON ARBITRARIOS NI REVERSIBLES
Una de las verdades más evidentes en Efesios 5 es que los papeles del esposo y la esposa en el matrimonio no son asignados arbitrariamente y no son reversibles, como tampoco lo son los roles de Cristo y la iglesia. El papel del esposo y la esposa están enraizados en los roles únicos de Cristo y su iglesia. La revelación de este misterio es la recuperación de la intención original del pacto del matrimonio en el Jardín del Edén.
Usted lo puede ver con más claridad cuando reflexiona en lo que el pecado hizo al patriarcado del hombre y la sumisión, y al contemplar cómo la enseñanza de Efesios 5 está tan perfectamente preparada para remediar esa corrupción. Cuando el pecado entró en el mundo, arruinó la armonía del matrimonio, no porque hubiera producido liderazgo y sumisión, sino porque convirtió el liderazgo amoroso y humilde del hombre en la dominación hostil en algunos hombres o la indiferencia perezosa en otros. Y desvirtuó la sumisión inteligente, espontánea, feliz, creativa, y acoplada de la mujer, convirtiéndola en la adulación manipuladora, o servilismo de algunas mujeres, o la insubordinación insolente en otras. El pecado no creó al liderazgo y la sumisión en el matrimonio; al contrario: lo arruinó, lo distorsionó, y lo convirtió en algo desagradable y destructivo.
Recuperando Los Roles Del Matrimonio Desde Los Destrozos Que Pecado Nos Dejó
Ahora, si esto es cierto, entonces la redención que anticipamos con la venida de Cristo no es el desmantelamiento del orden original y creado de liderazgo amoroso y la sumisión espontánea, sino su recuperación de entre los destrozos que el pecado nos dejó. Y eso es exactamente lo que encontramos aquí, en Efesios 5:21-33. ¡Esposas, permitan que la sumisión desvirtuada sea redimida según la imagen del propósito de Dios para la iglesia! ¡Esposos, permitan que el patriarcado destrozado sea redimido según la imagen del propósito de Dios para Cristo!
Por tanto, el liderazgo no es el derecho de controlar, abusar o descuidar. (El sacrificio de Cristo es el modelo). Al contrario, es la responsabilidad de amar como Cristo a medida que guiamos, protegemos y proveemos para nuestra esposa y familia. Y la sumisión no es la esclavitud, coerción, o cobardía. Esa no es la manera en que Cristo quiere que la iglesia responda a su liderazgo, protección y provisión. Quiere que la sumisión de la iglesia sea libre, espontánea, alegre, refinada, y fortalecedora.
En otras palabras, Efesios 5:21-33 hace dos cosas:
Nos advierte de los abusos del liderazgo al decirle a los esposos que debemos amar como Jesús.
Y nos advierte de corromper la sumisión al decirle a las esposas que respondan como la iglesia a Cristo.
Definiendo El Liderazgo Y La Sumisión
Permítanme por tanto, terminar por ahora con unas breves definiciones del liderazgo o patriarcado y la sumisión, para luego volver la próxima semana, Dios mediante, con aplicaciones prácticas acerca de cómo debe ser, en particular, este liderazgo.
Liderazgo, es el llamado divino a los esposos de tomar la responsabilidad fundamental de ser semejantes a Cristo, con un liderazgo servil, al brindar protección y provisión en el hogar
Sumisión, es el llamado divino a las esposas a honrar y afirmar el liderazgo de sus esposos y ayudarle a llevarlo según sus dones como esposa.
Hay mucho en riesgo aquí. Espero que usted reflexione con seriedad, sea casado o soltero, anciano o joven. De ello depende no solo la estructura de la sociedad, sino el testimonio del Cristo y la iglesia fieles al pacto.
escrito por ministros1
EL GOZO DE SER MUJER!
por Esteban Clark
En la sociedad contemporánea, las mujeres cristianas se enfrentan con dificultades para llegar a tener una personalidad femenina formada por el carácter cristiano. ¿Cómo puede la mujer cristiana moldear su carácter de tal forma que su femineidad no se vea alterada ni por el feminismo ni el machismo?
Pautas en la formación del carácter femenino
En la sociedad contemporánea, las mujeres cristianas se enfrentan con dificultades para llegar a tener una personalidad femenina formada por el carácter cristiano. Las presiones recibidas por la personalidad femenina han aumentado mucho en los últimos años. Esto se debe al hecho de que parte de la ideología del movimiento feminista aboga por un cambio de personalidad en las mujeres (se supone que este cambio les permitirá competir más equitativamente con los hombres). Aunque este aspecto del movimiento feminista no parece haber tenido una aceptación universal, sí ha transformado el tema de la personalidad femenina en algo mucho más debatido.
INSEGURIDAD Y DEPENDENCIA
Principalmente, la feminidad cristiana es un problema especial para tres tipos de mujeres.
El primer tipo es el de la mujer que se caracteriza por ser muy insegura y dependiente. La mujer de esta clase ha sido pasada por alto a menudo por los cristianos, ya que muchos consideran su tendencia hacia la sumisión, la autodegradación y el gran deseo de ayudar a otros como equivalentes a las virtudes de caridad, humildad y el espíritu tierno y sereno. Sin embargo, es fácil reconocer sus dificultades, pues son frecuentes en ella la infelicidad y la insatisfacción personal, amén de tener una gran tendencia a buscar ayuda.
A pesar de esto, serán pocos los cristianos que vean estas dificultades como problemas de su carácter cristiano, aunque su ansiedad, falta de fe, de gozo, de confianza y de fortaleza personal no sean rasgos del carácter cristiano que le atribuyen.
MASCULINIZACIÓN
El segundo tipo de mujer para quien la feminidad cristiana es un problema especial es la masculinizada. Estas son aquellas que han aprendido a comportarse o a reaccionar de una manera que es más apropiada para un hombre que para una mujer. A pesar de que el desarrollo psicológico básico haya sido normal en su identificación como mujeres, han aprendido o han sido formadas de una manera masculina. Tienden a ser más inexpresivas y más distantes en su forma personal. A menudo son duras y agresivas, por lo que parecen mandonas. Aunque no usen ropas masculinas, su estilo al vestirse es, generalmente, masculino. Con frecuencia tienen intereses parecidos a los de los hombres.
La mujer masculinizada tiene su paralelo en el hombre feminizado. De la misma manera, no debe confundirse masculinización con masculinidad, mujer hombruna y lesbianismo. Masculinidad es una cualidad natural del hombre, siendo la contrapartida de feminidad; el ser hombruna es un problema en el ajuste sicosocial femenino que corresponde a la afeminación masculina; y el lesbianismo se refiere a la preferencia sexual de la mujer por otras mujeres, el cual puede o no estar asociado con ser una mujer hombruna.
A veces las mujeres se masculinizan por falta de confianza en que serán aceptadas como mujeres. En otros casos, sin embargo (y quizás sea esta la razón de mayor importancia), se masculinizan porque sienten que los roles y actividades masculinos son tenidos por más importantes y proveen de mayor seguridad que los roles y actividades femeninos. Frecuentemente, este sentimiento puede desarrollarse a una edad temprana.
Finalmente, hay veces en que las mujeres parecen masculinizarse debido a la experiencia de competir con hombres en situaciones que son predominantemente masculinas en su contexto o en sus normas de vida. La mujer de carrera, la profesional, tiene reputación -no siempre justificada- de estar masculinizada. Así como los niños parecen feminizarse en situaciones sociales en las que predomina el contacto con mujeres, las niñas parecen masculinizarse en situaciones dominadas por hombres.
¿PERSONALIDAD FEMINISTA?
El tercer tipo de mujer para quien la feminidad cristiana es un problema especial es aquella cuya conciencia de sí misma es un resultado del movimiento feminista. De acuerdo con la teoría feminista, esta mujer es una nueva persona, formada socialmente para llegar a ser igual a los hombres. Sin embargo, los observadores, se inclinan, con frecuencia, a ver esta «nueva persona» con mayor ira personal que las demás mujeres (frustración, resentimiento, amargura) y a menudo con una agresividad que no es apropiada ni para un hombre ni para una mujer cristiano. Frecuentemente, las mujeres de este tipo muestran ser extremadamente competitivas, y en especial con los hombres, lo que indica que su nueva confianza está más basada en los logros personales (en tareas y situaciones conocidas tradicionalmente como masculinas) que en su paz interior y su confianza en ser mujeres.
Cualquiera que sea la dinámica interna de la «nueva personalidad feminista», muchas feministas tienen un carácter que no está formado de acuerdo con el carácter cristiano básico, tanto para hombres como para mujeres, y menos de acuerdo con los aspectos específicos del carácter cristiano femenino.
Decir que hay defectos producidos por el feminismo en muchas mujeres no implica que las feministas estén equivocadas en todo lo que dicen. Por ejemplo, su énfasis en la seguridad femenina tiene algo por lo cual merece ser reconocido: Muchas veces se les ha enseñado a las mujeres a ser inseguras, y esto conduce a que sean ineficaces en algunas de sus responsabilidades. Sin embargo, el tipo de seguridad que fomentan las feministas está basado, con frecuencia, en la premisa de que las mujeres están tratando de salirse con la suya (una característica que nunca ha estado ausente en las mujeres o en los hombres). Muchas veces, esta seguridad está caracterizada por el enojo y la hostilidad.
Sin embargo, las mujeres cristianas podrían muy bien aprender a ser más agresivas, no indiscriminadamente, pero en forma selectiva; especialmente en las situaciones en las que se lo exigen sus responsabilidades. Otro énfasis feminista que es potencialmente valioso es el de que las mujeres controlen sus emociones y sean más firmes en la forma en que responden a cada situación. Esta puede ser una expresión del autocontrol cristiano, aunque no debe hacerse de manera tal que elimine la calidez tradicionalmente asociada con las mujeres cristianas.
EL VALOR DE SER MUJERES
Existe una serie de áreas cruciales que se deben tratar con éxito si se va a formar eficazmente a las mujeres para que tengan un adecuado carácter cristiano femenino. Una de las áreas más importantes en nuestra sociedad es que las mujeres aprendan lo valioso de ser mujer. Las mujeres se sienten -frecuentemente- relegadas o de menor valor porque en nuestra sociedad se valoran más los logros masculinos, y es común que se coloque a las mujeres en situaciones en las que no hay diferencias en la manera en que se evalúa a los hombres y a las mujeres.
La situación actual es inusual, a pesar del punto de vista opuesto que presentan a menudo las feministas. Las mujeres de otras épocas no han dado las señales de insatisfacción por el hecho de ser mujeres que manifiestan las mujeres modernas. La mayoría de las sociedades -no todas- han valorado y respetado a las mujeres, y han expresado esta valoración y respeto de maneras bien específicas. Las mujeres han sido conscientes de que estaban subordinadas, pero la subordinación -tanto para los hombres como para las mujeres- no se experimentaba como algo degradante, que es la manera en que se la suele considerar en la sociedad contemporánea.
Se ha producido un cambio cultural masivo en esta área, un cambio que ha producido una insatisfacción interior en las mujeres. El entrenar a las mujeres para que compitan exitosamente con los hombres probablemente no hará más que aumentar esta insatisfacción, en lugar de eliminarla. Sólo se eliminará esta insatisfacción cuando las mujeres puedan experimentar que se las aprecia y valora justamente por ser mujeres, y distintas de los hombres.
LOS HOMBRES DE LOS CUALES SE PUEDE DEPENDER
Una segunda área que es crucial para la formación del carácter de las mujeres es la de la confianza. El «espíritu tierno y apacible» que debe caracterizar a las mujeres según las Escrituras, es fruto de la confianza. En contraste, las mujeres de hoy se caracterizan por la ansiedad. Están ansiosas por sus propias vidas y por la manera en que las afectarán a ellas y a los demás las circunstancias de la vida. Esta ansiedad puede manifestarse por medio de mucha agresividad y un gran deseo de imponerse -de «hacerse valer»-, pero el problema central es la falta de confianza.
La mujer cristiana que quiere aceptar su rol como tal debe reemplazar su ansiedad y falta de confianza por la experiencia de saber que puede depender de otras personas -especialmente de hombres- al saber que tomarán la responsabilidad de aquellas áreas en las que ella deposita su confianza en ellos.
EL RESPETO POR EL ROL DE LA MUJER
Nuevamente, al igual que en la formación del carácter cristiano masculino, la restauración de una estructura social cristiana es un factor clave en la formación del carácter cristiano femenino. Las mujeres necesitan tener un rol claro, que puedan aceptar y cumplir, y necesitan realizar tareas concretas que las hagan sentirse más seguras de sí mismas y en cuyo desempeño sepan que se las valora por lo que están haciendo. Los demás deben respetar este rol femenino y, en especial, los hombres. Este respeto debe ser algo que las mujeres puedan percibir. Las mujeres deberían ser respetadas precisamente por ser mujeres.
En una situación como la de la sociedad contemporánea, en la cual se tiende a no valorar el rol de las mujeres, es muy importante que se restauren las expresiones de respeto conectadas con los roles sociales. Desde la perspectiva cristiana, la verdadera dignidad de las mujeres no se basa en su habilidad de hacer lo mismo que los hombres. Por el contrario, su dignidad está basada en el valor que tienen precisamente por ser mujeres, distintas de los hombres e igualmente valiosas en esa diferencia, haciendo contribuciones que el hombre no puede hacer.
LAS MUJERES CON LAS MUJERES
Las relaciones entre mujeres son asimismo importantes en el área de la formación del carácter cristiano femenino. Puede ser que estas relaciones no sean tan importantes como lo son para los hombres, pero no dejan de ser importantes. La relación madre-hija es un buen instrumento para desarrollar eficazmente la feminidad cristiana en las niñas. Si una niña ve que su madre está contenta con el hecho de ser mujer y que quiere ser femenina, tendrá mucha más confianza interior en el rol femenino.
También es importante que se restablezcan fuertes relaciones con otras mujeres. Las mujeres de la comunidad deberían apoyarse entre sí y trabajar juntas con un espíritu de hermandad. Al igual que las niñas, las nuevas cristianas desarrollan mucha más confianza en la feminidad cristiana si pertenecen a un grupo de mujeres cristianas, y si otras mujeres cristianas que están más maduras en su fe les ayudan en su formación, tal como la exhortación de Tito 2.
FORTALEZA EMOCIONAL
Finalmente, se debe liberar a las mujeres de una excesiva dependencia emocional en los hombres. La dependencia emocional es distinta de la dependencia social. Las mujeres dependen socialmente de los hombres cuando hay tal interdependencia de funciones que necesitan de ellos para poder vivir o trabajar de una manera determinada. La interdependencia social es muy importante en el correcto desempeño de los roles de los hombres y las mujeres.
El que alguien sea emocionalmente dependiente indica que esa persona necesita, en su interior, cierto tipo de apoyo emocional para poder funcionar emocionalmente bien. Es inevitable -y bueno a la vez -que haya cierta dependencia emocional. Pero cuando las relaciones son correctas deben producir una fuerza emocional que haga disminuir la dependencia en este campo.
A menudo la mujer siente una gran dependencia emocional del hombre -ya sea el novio, el marido o un hijo-. Las madres tienden a aferrarse a sus hijos varones, las novias se centran emocionalmente en sus novios, y las esposas buscan, constantemente, tener más compañerismo y atención de parte de sus maridos y se resienten cuando no lo consiguen. Las mujeres modernas no hacen esas cosas porque lo hayan decidido conscientemente. La sociedad occidental moderna está estructurada de tal manera que la única esperanza de tener apoyo personal que tiene la mujer es el tener un hombre que la convierta en el centro de su vida.
Para que esta situación cambie es necesario que lo hagan primero los patrones sociales así como el punto de vista sostenido por el medio, el cual hace que una mujer sienta que la única relación realmente satisfactoria es la relación con un hombre que sea su hombre. Es cierto que los maridos son importantes en la vida de sus mujeres, pero una dependencia emocional excesiva hace que a menudo sea difícil para ellos, aun para los maridos muy delicados, satisfacer a sus mujeres. Las mujeres solteras no deberían estar constantemente concentradas en encontrar un hombre. Si las mujeres han de lograr una feminidad cristiana confiada y responsable, necesitan tener una cierta libertad emocional respecto de los varones
LA BIBLIA COMO REVELACION DIVINA
FORMAS DE LA REVELACION DIVINA
La Biblia tiene como objetivo y propósito el ser la revelación del ser, las obras y el programa de Dios. Que un Dios infinito buscase el revelarse a sí mismo a sus criaturas, es razonable y esencial para el cumplimiento de los propósitos de Dios en la creación. Es, por otra parte, natural que los seres racionales intenten saber algo respecto al Creador que les ha dado vida. Si el hombre es el más alto orden de las criaturas, que tiene la capacidad de reconocer y tener una intima comunión con el Creador, es, por tanto, también razonable esperar que el Creador se comunicase con sus criaturas, revelándoles su propósito y su voluntad. Hay tres vías de máxima importancia y que han sido utilizadas por Dios para revelarse a sí mismo.
1. La revelación de Dios en la creación.El poder eterno y el carácter de Dios se revelan por las cosas que han sido creadas (Ro. 1:20). El mundo de las cosas naturales, siendo una obra de Dios, muestra que Dios es un Dios infinito en poder y sabiduría y que ha diseñado y creado el mundo físico para un propósito inteligente. La revelación de Dios mediante la Naturaleza, sin embargo, tiene sus limitaciones, al no aparecer claramente manifestado el amor y la santidad de Dios. Mientras que la revelación en la Naturaleza es suficiente para que Dios pueda juzgar al mundo pagano por no adorarle como su Creador, no revela un camino de salvación mediante el cual los pecadores puedan ser reconciliados con un Dios santo, sagrado.
2. Revelación en Cristo.Una suprema revelación de Dios fue suministrada en la persona y la obra de Cristo, que nació en su debido tiempo (Gá. 4:4). El Hijo de Dios vino al mundo para revelar a Dios a los hombres en términos que pudiesen comprender. Por su llegada como hombre mediante el acto de la encarnación, los hechos relacionados con Dios, que de otra forma hubiesen sido muy difíciles para la comprensión humana, se trasladan al limitado alcance de la comprensión y el entendimiento humanos. Así pues, en Cristo, no sólo se revela el poder y la sabiduría de Dios, sino también su amor, la bondad divina, su santidad y su gracia. Cristo declaró:
«El que me ha visto a mí, ha visto al Padre» (Jn. 14:9). En consecuencia, el que conoce a Jesucristo, también conoce al Dios Padre.
3. La revelación en la Palabra escrita.La Palabra escrita de Dios es capaz, sin embargo, de revelar a Dios en términos incluso más explícitos de los que puedan ser observados en la persona y obra de Cristo. Como previamente se ha demostrado, es la Biblia la que nos presenta a Jesucristo tanto como el objeto de las profecías, como en su cumplimiento. Con todo, la Biblia va aún más allá; dando detalles respecto a Cristo, muestra el programa de Dios para Israel, para las naciones, así como para la iglesia, y trata de muchos otros temas de la historia del género humano y del universo. La Biblia no sólo presenta a Dios como su tema fundamental, sino que también nos muestra sus propósitos. La revelación escrita lo incluye todo en sí misma. Expone de la forma más clara y convincente todos los hechos que conciernen a Dios y que están revelados en la Naturaleza, y proporciona el único registro que atañe a la manifestación de Dios en Cristo. También se extiende la divina revelación en grandes detalles que se relacionan con Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, los ángeles, los demonios, el hombre, el pecado, la salvación, la gracia y la gloria. La Biblia, pues, puede ser considerada como el complemento perfecto de la divina revelación de Dios, parcialmente revelada en la Naturaleza, y más plenamente revelada en Cristo, y revelada completamente en la Palabra escrita.
B. REVELACION ESPECIAL
A través de toda la historia del hombre, Dios ha suministrado una revelación especial. Se registran muchas ocasiones en la Palabra de Dios en que habla directamente al hombre, como El lo hizo en el jardín del Edén, o a los profetas del Antiguo Testamento, o a los apóstoles en el Nuevo. Algunas de estas revelaciones especiales fueron registradas en la Biblia y forman el único y autorizado registro inspirado que tenemos de tal revelación especial.
Una vez completos los 66 libros de la Biblia, la revelación especial en el sentido ordinario de la expresión parece haber cesado. Nadie ha sido capaz de añadir con éxito un solo versículo a las Escrituras como declaración verdadera. Las añadiduras apócrifas son claramente inferiores y sin la inspiración propiamente dicha que caracteriza siempre todo escrito de la Escritura.
En lugar de la revelación especial, sin embargo, una obra del Espíritu Santo ha caracterizado especialmente la edad presente. Así como el Espíritu de Dios ilumina o arroja luz sobre las Escrituras, hay una forma legítima de tiempo presente en la revelación procedente de Dios, en la cual las enseñanzas de la Biblia se aclaran y se aplican a la vida de los individuos y las circunstancias. Emparejada con la obra de iluminación está la obra del Espíritu como guía, cuando las verdades generales escritúrales se aplican a las necesidades particulares de un individuo. Aunque ambas cosas -la guía y la iluminación- son obras genuinas de Dios, no garantizan que un individuo comprenda perfectamente la Biblia, o en todos los casos la comprenda adecuadamente con la guía de Dios. Así, mientras que la iluminación y la guía son una obra del Espíritu, no poseen la infalibilidad de la Escritura, puesto que los receptores son seres humanos de por sí falibles.
Aparte de esta obra del Espíritu de Dios, no obstante, al revelar lo que significa la Escritura, no hay comprensión real de la verdad, como se declara en 1 Corintios 2:10. La verdad de la Palabra de Dios necesita ser revelada a nosotros por el Espíritu de Dios, y necesitamos ser enseñados por el Espíritu (1 Co. 2:13). Según 1 Corintios 2:14, «... el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente». En consecuencia, la Biblia es un libro cerrado, por lo que respecta a su verdadero significado, para quien no sea cristiano y no esté enseñado por el Espíritu. Ello requiere, además, por parte del individuo estudioso de la Escritura, una íntima proximidad con Dios en la cual el Espíritu de Dios sea capaz de revelar su verdad.
C. INTERPRETACION
Al recibir la revelación que proviene a través del Espíritu Santo, en la forma en que El enseña la Palabra de Dios a un creyente en Cristo, los problemas de interpretación de la Biblia se hacen evidentes. Son necesarias ciertas reglas básicas si se tiene que comprender la ciencia de la interpretación, llamada «hermenéutica». Aunque existe confianza y seguridad en el Espíritu Santo para la instrucción en la Palabra de Dios, hay ciertos principios que tienen que ser enumerados.
1. El propósito de la Biblia como un todo. Al interpretar la Biblia, cada texto tiene que ser tomado a la luz del contenido total de la Escritura, para que la Biblia no se contradiga a sí misma.
2. El mensaje particular de cada libro de la Biblia. La interpretación de la Escritura necesita siempre tomar en consideración el propósito del libro, del cual forma parte. Un estudio del Eclesiastés es, según esto, completamente diferente del de un libro como el Apocalipsis, o los Salmos, y la interpretación tiene que estar en relación con el propósito del libro.
3. A quién va dirigido. Mientras que toda la Escritura ha recibido por igual la inspiración de Dios, no toda Escritura es igualmente aplicable. Muchas falsas doctrinas se han producido mediante una errónea aplicación de la Escritura. De esta forma, la cuestión se plantea en lo concerniente a quién se considera en un pasaje particular. Es preciso distinguir la aplicación primaria y secundaria. La aplicación primaria puede extenderse sólo al individuo o grupo a quien va dirigida la Escritura, como, por ejemplo, la Epístola a los Gálatas o un salmo escrito por David. Hay casi siempre una segunda aplicación, cómo las verdades particulares se producen el texto escrito y que se descubre que tienen una aplicación general más allá de aquel a quien están realmente dirigidas. Así, mientras la ley en el Antiguo Testamento está dirigida a Israel, los cristianos pueden estudiarla con provecho como una revelación de la santidad de Dios, cambiando algunos particulares en su aplicación a nosotros.
4. El contexto. Una de las importantes consideraciones en la exposición de cualquier texto es considerar el contexto inmediato. Con frecuencia esto proporciona la pista para lo que fue escrito intencionadamente en esa declaración particular. La Escritura que precede y sigue cualquier versículo dado ayuda al lector a comprender tal versículo en sí mismo.
5. Las enseñanzas similares en otra parte de la Palabra de Dios.Ya que la Biblia no puede contradecirse a sí misma, cuando se hace una declaración teológica en un versículo ha de estar armonizada con cualquier otra declaración teológica similar en otra parte. Esta es la tarea particular de la teología sistemática, la cual intenta tomar toda la revelación divina y exponer de forma clara y convincente su contenido en una forma doctrinal que no sea contradictoria de cualquier porción o parte de la Sagrada Escritura. Con frecuencia, unos libros se complementan recíprocamente con otros. Por ejemplo, el libro del Apocalipsis repetidamente depende para su interpretación del libro de Daniel u otro del Antiguo Testamento, en sus profecías. El Espíritu Santo es el autor de la totalidad de la Palabra de Dios, lo que se dice en un lugar, debe ayudarnos a comprender lo que se dice en otro, en la Escritura.
6. Exégesis precisa de las palabras en un texto particular.La Biblia fue escrita originalmente en hebreo y en griego, y con frecuencia se presenta la dificultad de su correcta traducción. Por tanto, el conocimiento del lenguaje original es muy necesario para determinar con exactitud lo que dice el texto. Los estudiosos de la Escritura que no disponen de esos recursos técnicos, pueden ayudarse frecuentemente por comentarios y exposiciones hechos por autores capacitados para arrojar luz sobre un texto particular. Aunque para la mayor parte de los propósitos una buena traducción es suficiente, un estudioso que ponga cuidado en su esfuerzo se ayudará a veces consultando trabajos de autoridades competentes, capaces de aclarar un texto específico.
Por añadidura, para determinar el significado real de las palabras, la adecuada interpretación asume que cada palabra tiene su significado literal normal, a menos que haya buenas razones para considerarla como una figura del discurso. Por ejemplo, la tierra prometida a Israel no debe ser considerada como una referencia al cielo, sino más bien como una referencia literal a la Tierra Santa. Por la misma razón, las promesas dadas a Israel no deberían ser espiritualizadas para aplicarlas a los creyentes gentiles en Cristo. La regla de interpretación es que las palabras deben tener su significado normal, a menos que el contexto indique claramente que se intenta emplear una figura de dicción en el discurso.
7. Precauciones contra los prejuicios. Si bien es adecuado para cualquier intérprete de la Escritura el aproximarse a un pasaje con la convicción teológica que surge del estudio de la totalidad de la Biblia, hay que tener cuidado en no retorcer el texto respecto a lo que no dice, con objeto de armonizarlo con ideas preconcebidas. Cada texto debe hablar por sí mismo, y ello hay que permitirlo incluso si deja temporalmente sin resolver algunos problemas de armonización con otra parte de la Escritura.
Al interpretar la Biblia, es importante considerar a la Escritura como una comprensiva revelación que tiene como fin el ser comprendida por todos los que son enseñados por el Espíritu. La Biblia tiene la intención de comunicar la verdad, y cuando está adecuadamente interpretada, contiene en sí un sistema de doctrina que es armonioso y no contradictorio.
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*Tomado de Grandes Temas Bíblicos -Lewis Sperry Chafer- CLIE-
